Por: Natalia Pinedo
El término homosexualidad fue acuñado por Karl-Maria Kertbeny en el siglo XIX, pero la historia de las parejas del mismo sexo, al igual que la homosexualidad en sí, se remonta a los inicios de la humanidad. La actitud de la sociedad hacia las parejas del mismo sexo y las uniones formales de parejas del mismo sexo difiere en función de los tiempos y lugares desde la plena aceptación e integración, pasando por una tolerancia neutral, hasta el rechazo, la discriminación, la persecución y el exterminio.
La generalización de un movimiento organizado con objetivo de buscar un reconocimiento legal surge en el siglo XX, especialmente tras la revolución sexual. El matrimonio fue defendido como la suscripción a un contrato jurídico representante de la relación y convivencia de pareja, basada en el afecto y un proyecto de vida en común, cuando la pareja desea comunicar formalmente sus preferencias ante el resto de los miembros de su comunidad, adquiriendo los derechos y deberes pertinentes a la formulación jurídica vigente. Bajo esa interpretación, la unión homosexual estable encaja en la definición de matrimonio en la cual los dos contratantes tienen iguales derechos y deberes.
Las primeras leyes de la época actual en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo fueron aprobadas durante la primera década del siglo XXI. Hasta la actualidad, en 2016, 20 países los cuales son: Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, Dinamarca, España, Estados unidos, Francia, Irlanda, Islandia, Luxemburgo, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Sudáfrica, Suecia y Uruguay y tres países constituyentes del Reino Unido (Escocia, Gales e Inglaterra) permiten casarse a las parejas del mismo sexo. Finlandia ha aprobado una ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, prevista para entrar en vigor en marzo de 2017.
Permitir el matrimonio homosexual no le quita derechos a nadie, al contrario otorga derechos a alguien que no los tenía y que quizás lo necesita. El negar que el matrimonio se lleve a cabo es estigmatizar a las familias de gays y lesbianas, enviando a la sociedad el mensaje de que es aceptable que los discriminen.
Todas las personas tienen derecho a ser feliz y esto implica ser libres e iguales, también ante la ley. Las leyes deben ser para todos y no debe importar si alguien es heterosexual o no. La familia, al igual que toda otra institución, es un producto social sujeto a modificaciones. Las relaciones humanas están atravesadas por la cultura, por eso, las normas y leyes se modifican con el objetivo de acompañar los cambios culturales.
Sin duda lo mejor para un niño es tener un padre y una madre. De hecho todos los niños tienen un padre y una madre, aunque algunos niños tienen la desgracia de quedarse sin uno de ellos o de ambos. Es aquí donde la adopción, aunque sea por parte de una persona soltera o de una pareja (heterosexual u homosexual) puede ser beneficiosa aunque no sean, biológicamente, su padre y su madre pero si puede hacer feliz a un niño de crecer en una familia como todos.
Muchas de las personas no están de acuerdo con esto o creen que es lo peor para la sociedad, pero se han puesto a pensar cuantos niños desearían tener una familia, así sea un papa que este con ellos? Pienso que es hora de dejar atrás ese estigma con el que siempre hemos crecido, el que dirán y simplemente empezar hacer todo lo que nos gusta, nos llena y nos hace felices y es eso mismo lo que necesitan aquellos niños que no cuentan con un hogar, tener alguien a su alrededor que los llene, les de amor y los cuide de todo mal. Necesitamos de un mundo mejor, en donde todos nos ayudemos mutuamente y dejemos que la gente sea libre de ser como quieran ser.
Fuentes
https://prezi.com/eitljdzlobiu/matrimonio-gay/
http://www.rtve.es/noticias/20160511/solo-once-paises-del-mundo-esta-legalizado-matrimonio-homosexual/667560.shtml

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